En abril de 1953 los subtes porteños sufrían el mayor atentado de su historia. Paradójicamente uno de los autores del ataque fue ministro y tiene su propia estación bajo tierra.
El día trascurría tranquilo aquel 15 de abril aunque los transeúntes sabían que en pocas horas, el lugar estaría lleno de gente. La Plaza de Mayo sería escenario de un discurso del presidente. Desde el balcón de la casa rosada el General Perón le hablaría al pueblo, mayoritariamente, trabajadores. La CGT había dispuesto un paro general desde las 3 de la tarde para permitir las movilizaciones.
Poca gente sabía que debajo de las baldosa de la plaza se estaba llevando a cabo lo que resultaría ser el atentado a los subterráneos de Argentina más grave de nuestra historia.
La plaza desbordaba de gente. En un andén de la línea "A", en el momento en que comenzaba su viaje una formación, dos bombas estallaron dejando como saldo alrededor de 7 personas muertas y casi cien heridos. Los pasajeros ante las explosiones corrieron por los pasillos y escaleras de la estación Plaza de Mayo agolpándose contra la muchedumbre, que alertada por el sonido de las explosiones escuchaba como Perón decía: “Compañeros: éstos, los mismos que hacen circular los rumores todos los días, parece que hoy se han sentido más rumorosos, queriéndonos colocar una bomba...”.
Las columnas de humo que salían desde cada acceso de la estación del subte no impidieron que continuara el acto ni que horas más tarde simpatizantes del gobierno tomaran represalias contra el edificio del Jockey Club.
Acusados de planear el atentado dos personas fueron detenidas, Carlos Alberto González Dogliotti y Roque Carranza, paradójicamente, este último sería en el año 1983 ministro de Obras Publicas del presidente Raúl Alfonsín y quien le daría nombre a una estación de la línea D de subterráneos: Ministro Carranza.
La plaza desbordaba de gente. En un andén de la línea "A", en el momento en que comenzaba su viaje una formación, dos bombas estallaron dejando como saldo alrededor de 7 personas muertas y casi cien heridos. Los pasajeros ante las explosiones corrieron por los pasillos y escaleras de la estación Plaza de Mayo agolpándose contra la muchedumbre, que alertada por el sonido de las explosiones escuchaba como Perón decía: “Compañeros: éstos, los mismos que hacen circular los rumores todos los días, parece que hoy se han sentido más rumorosos, queriéndonos colocar una bomba...”.
Acusados de planear el atentado dos personas fueron detenidas, Carlos Alberto González Dogliotti y Roque Carranza, paradójicamente, este último sería en el año 1983 ministro de Obras Publicas del presidente Raúl Alfonsín y quien le daría nombre a una estación de la línea D de subterráneos: Ministro Carranza.
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